Hoy en día no es tan fácil encontrar casquería o muchos de sus productos en Madrid, pero…
En el pasado, el aprovechamiento total de las piezas que se cazaba estaba intrínsecamente ligado a las costumbres alimentarias del ser humano. El cazador no desperdiciaba nada; es más, solía comenzar por comerse las entrañas y despojos, debido a su elevado contenido proteico. Desde aquellos orígenes, la casquería ha formado parte de la dieta humana. Sin embargo, ha experimentado todo tipo de vaivenes hasta llegar a su resurgimiento actual, aunque hoy es difícil encontrar una casquería en Madrid. Las Viandas de Julián constituye una de esas excepciones: somos una carnicería que no solo tiene casquería, sino que consideramos estas carnes como productos gourmet y, como tales exquisiteces que son, las tratamos.
Identificada con la gastronomía tradicional española, como hemos señalado, la casquería tuvo una época en la que parecía destinada a desaparecer. Pero, incluso en sus peores momentos, la casquería en Madrid mantuvo una alta demanda, ligada a la elaboración de algunos de nuestros platos y tapas más famosos, como la oreja de cerdo o las mollejas de ternera.
A este movimiento de reivindicación de la casquería también ha contribuido el descubrimiento de otras cocinas del mundo, porque, en todos los rincones del planeta, la casquería protagoniza algunos de sus platos estrella. Por citar solo unos ejemplos:
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- Fuqi feipian (China): especie de terrina que se come fría y se elabora con distintas piezas de casquería, entre ellas, lengua estofada.
- Kare-kare (Filipinas): delicioso guiso de rabo de ternera.
- Cau Cau (Perú): plato de callos, patatas y ají que se come acompañado de arroz.
- Eisbein (Alemania): es la receta tradicional del codillo de cerdo asado, pero que también se encuentra en las cocinas de Polonia o Chequia.
- Dobrada à moda do Porto (Portugal): elaborado con tripas de ternera y oreja de cerdo.
Finalmente, respecto al valor nutricional de la casquería, hay que destacar que se trata de una excelente fuente de proteínas, con muy bajo contenido en grasa. Su consumo aporta minerales esenciales para el organismo y vitaminas, especialmente, A y B12. Eso sí, hay que consumirla con moderación porque tiene una elevada concentración de colesterol.